Las empresas en México enfrentan una creciente presión para cumplir con la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita (LFPIORPI). Más allá de evitar sanciones, contar con un sistema efectivo de prevención fortalece la reputación del negocio y protege sus operaciones ante riesgos financieros y legales.
El primer paso es evaluar las vulnerabilidades específicas de la empresa. Cada actividad vulnerable tiene riesgos distintos, y un diagnóstico detallado permite identificar puntos débiles y definir estrategias de control basadas en tecnología. Con la herramienta adecuada, el cumplimiento de la Ley antilavado puede integrarse sin afectar la operación diaria.
Seleccionar un software antilavado eficiente es clave. No todas las soluciones ofrecen las mismas garantías, por lo que es fundamental optar por una plataforma certificada y alertas automatizadas que detecten operaciones sospechosas. También debe permitir almacenar de forma segura la documentación por si en algún momento es requerida por las autoridades.
Además de la tecnología, la capacitación del equipo humano es esencial. Un sistema antilavado solo es efectivo si el personal entiende cómo aplicarlo y reconoce señales de alerta en las operaciones diarias. La formación continua en torno a las actualizaciones de la LFPIORPI y el acceso a soporte técnico especializado aseguran que los procesos se cumplan correctamente y minimizan riesgos de sanciones.
Las normas y métodos de lavado de dinero evolucionan constantemente, por lo que actualizar el software y revisar los protocolos de prevención es una necesidad permanente. Mantenerse al día con los cambios regulatorios protege a la empresa y refuerza su compromiso con la transparencia y la legalidad.
Implementar un sistema antilavado no es solo una obligación legal, sino una inversión en la seguridad y estabilidad del negocio.

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